Era una gran plaza abierta, y había olor de existencia.
Un olor a gran sol descubierto, a viento rizándolo,
un gran viento que sobre las cabezas pasaba su mano,
su gran mano que rozaba las frentes unidas
y las reconfortaba.
Y era el serpear que se movía
como único ser, no sé si desvalido, no sé si poderoso,
pero existente y perceptible, pero cubridor de la tierra.
Allí cada uno puede mirarse y puede alegrarse
y puede reconocerse.
Cuando en la tarde caldeada, solo en tu gabinete,
con los ojos extraños y la interrogación en la boca,
quisieras preguntar algo a tu imagen,
no te busques en el espejo,
en un extinto diálogo en que no te oyes.
Baja, baja despacio y búscate entre los otros.
Allí están todos, y tú entre ellos.
Oh, desnúdate y fúndete, y reconócete.
Vicente Aleixandre
Sevilla 1898 - Madrid 1984
Premio Nobel de literatura 1977
Buena entrada ahora que se acerca carnaval y que todo el mundo se pone una máscara para disimular la suya propia. Un abrazo
ResponderEliminarNo pensaba yo en el carnaval pero tienes razón en tu apreciación Johnny.
ResponderEliminarFundirse sin máscaras que ahogan.
Un abrazo
Cristina
A wonderful text that the photo - like a crown - adorns.
ResponderEliminarThanks!
:-)
Thank you Amatamari.
ResponderEliminarReading and dreaming..
Cristina