Tras ver la película "The road" basada en la novela del mismo nombre escrita por Cormac McCarthy al espectador le cuesta levantarse del asiento (por lo menos eso sucedió en la sesión a la que yo asistí).
La película avanza lenta e inexorablemente en esa agónica lucha por la supervivencia dentro de un mundo destruido, en cenizas. Todo gris, más gris, triste, fatidicamente destruido. Mostrando el intento desesperado por mantener la vida en un planeta casi muerto.
El final de la historia queda flojo pero... es que con semejante relato no existe posibilidad, ni esperanza. No hay futuro.
La novela "the road" ganó el premio Pulitzer en 2007.
El director de fotografía Javier Aguirresarobe hace un trabajo espectacular.
Cuando un árbol gigante se suicida,
harto de estar ya seco y no dar pájaros,
sin esperar al hombre que le tale,
sin esperar al viento,
lanza su última música sin hojas
—sinfónica explosión donde hubo nidos—,
crujen todos sus huecos de madera,
caen dos gotas de savia todavía
cuando estalla su tallo por el aire,
ruedan sus toneladas por el monte,
lloran los lobos y los ciervos tiemblan,
van a su encuentro las ardillas todas,
presintiendo que es algo de belleza que muere.
Gloria Fuertes
No queda gota de savia ni ser que pueda llorarle.
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