Incluso tras todo este tiempo
El Sol nunca dice a la Tierra «estás en deuda conmigo».
¡Observa lo que ocurre con un Amor como ese!
—Ilumina todo el Cielo.
Hafiz
GENESIS
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En el principio era el amor. Cuando el alba buscaba un dueño. Cuando todas las criaturas llevaban sus cuerpos desiertos. En el principio era el amor. En todo tenía su reino. La noche entera era el latido de tan hondo enamoramiento. El amor y las almas, juntos fueron creando el Universo. Las almas fueron su metal. El amor su mágico fuego.

En el principio era el amor. Los cuerpos estaban desiertos, y cada cuerpo buscó un alma que lo tuviera prisionero. Para el cuerpo, recién nacido de la noche, todo fue nuevo. Ignoró, por no entristecerse, que el alma tenía recuerdos. En el principio era el amor.
II
Alguna vez, un alma halló
el alma que la completaba.
Cuando los cuerpos se tuvieron,
olvidaron que había alma.
No llegaron a lo que dura,
y gozaron de lo que pasa.
Luego se fueron, dividieron
el caudal de su única agua.
III
En el principio era el amor.
Sin el amor nada existía.
El alma que una vez amó,
nunca jamás se apagaría.
Volver a amar era intentar
tornar al punto de partida,
apresar humo, tocar cielos,
poseer la luz infinita.
Volver a amar era querer
revivir las flores marchitas.
Era escuchar la voz del alma
que llamaba al alma perdida.
Volver a amar era llorar
por la dicha desvanecida.
Era encontrar con quien partir
el pan y el vino de otros días.
Pero -de sobra lo sabemos-
sólo una vez se ama en la vida.
Volver a amar, es evocar
el amor que colmó la dicha.
Es, sin querer, hacer sufrir.
Sentir la rueda detenida.
Que si el espejo sufre, es porque
la vieja imagen está viva.
En el principio era el amor.
José Hierro
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Madrid 3 de Abril de 1922-Madrid 21 de Diciembre de 2002